lunes, 29 de septiembre de 2014

29 de septiembre: Día Nacional de los Derechos de la Niñez

El próximo miércoles, Día de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, celebramos en nuestro país el Día Nacional de los Derechos de la Niñez.

No se ha hablado mucho en estos días, diferentes a otros años, quizás porque en estos tiempos de tanta violencia no queremos asumir que estamos actuando de espaldas a los principios del derecho a la vida. No nos damos cuenta de que nuestros hijos merecen desde antes de su nacimiento respeto y consideración como persona, que ellos presienten desde antes de nacer si son queridos o no, y el dolor los marca, por la forma de recibirlos en el hogar, donde esa insatisfacción del niño no deseado va creando esa misma violencia que mueve a muchos a actuar de la forma en que lo hacen.

Es importante reconocer que es en el hogar donde comienza la violencia, aunque éste no sea el único detonante. Cuando el niño se reconoce querido, en un contexto familiar donde se viven los valores de decencia, justicia, paz, tolerancia, comprensión y amor desinteresado, crecerá sano y funcional para integrarse a la sociedad de una manera útil y positiva. En una sociedad llena de seres insatisfechos, de seres resentidos, de seres heridos por sus propios familiares, es imposible que reine la justicia, la caridad y la paz. Una sociedad de tanta injusticia como la nuestra, donde no hay políticas claras contra toda clase de depredadores, de abuso y de violencia, el aborto se ve insignificante.

El relativismo nos ha llevado a que todo está bien según quien lo dice o hace.
No hay criterios claros. Hace un tiempo pedíamos la despenalización del aborto y hoy le decimos al niño que tiene derechos. Y pensar que son los padres los primeros que deben hacer cumplir esos derechos.

Con el aborto, es la propia madre quien suprime el primer derecho de su hijo, que es el de nacer, que es protegerlo contra todo aquel que le quiera hacer daño. Vamos a ser sinceros: la mayoría de los abortos son por embarazos no deseados.

Porque no tenemos conciencia que con eso no se juega, y estamos dentro de una sociedad permisiva con un gran brote de erotismo a través de todos los medios de comunicación social. Además, parece ser que no somos capaces de educar a nuestros hijos en una correcta sexualidad. Quizás muchos padres no están aún claros en cual debe de ser su actitud frente a la falta de dominio de las pasiones de nuestros hijos. Qué es lo que hemos estado educando desde pequeños. ¿Los hemos estado acompañando en su crecimiento? ¿O solamente nos estamos preocupando de que coman, duerman, y estudien? ¿Saben los padres lo que hacen sus hijos? ¿Saben cómo piensan? ¿Conocen cuáles son sus valores, hoy en día? Pidamos que el Señor nos abra los ojos y enderece nuestros caminos para poder “practicar como persona de Dios, la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la delicadeza”. (1 Tim 6, 11-16) Amén.

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