miércoles, 13 de enero de 2016

Día Nacional de la Alfabetización

Nuestro país celebra el 13 de enero el “Día Nacional de la Alfabetización”.
Como forma de incentivar el compromiso que constituye para todos, el participar en las acciones de alfabetización, en 1962, se emitió el decreto No. 8004, mediante el cual se declara el 13 de enero de cada año, como “Día Nacional de la Alfabetización”.
Según datos oficiales, de 1960 al 2005 la tasa de analfabetismo en la población de 15 años y más bajó del 35 al 11 por ciento.
Internacionalmente este día se celebra el 8 de septiembre.
A pesar de los esfuerzos que hoy se realizan en el mundo hay cerca de 780 millones de adultos que no saben leer ni escribir, una gran parte son mujeres. Estos datos son ofrecidos por La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Para el pedagogo brasileño Paulo Freire “la alfabetización es más, mucho más que leer y escribir. Es la habilidad de leer el mundo, de continuar aprendiendo y es la llave de la puerta del conocimiento”; partiendo de esta definición los esfuerzos para combatir el analfabetismo en el mundo no deben detenerse.
Se habla de alfabetización básica cuando una persona sabe leer y escribir y las reglas elementales del cálculo. Según la UNESCO una persona es analfabeta cuando “no puede leer ni escribir una breve frase sobre su vida cotidiana”.
La alfabetización y la educación son principios sobre los que se puede construir un mundo mejor. Las personas que saben leer y escribir están más capacitadas para elegir y llevar una vida más plena, son más libres, trabajadores productivos e individuos menos expuestos a la miseria y con mayor facilidad para adaptarse a nuevas circunstancias.
El desarrollo económico, el progreso social y la libertad de los seres humanos dependen del establecimiento de un nivel básico de alfabetización en todos los países del mundo.
Uno de los grandes desafíos que permanecen es la alfabetización de las mujeres, marginadas históricamente del acceso a los conocimientos. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que la inversión en la educación de las niñas y la consiguiente capacitación de las mujeres se traducen directamente en una mejor nutrición, salud y rendimiento económico para sus familias, sus comunidades y para sus países.
Los avances en materia de alfabetización son un tema para celebrar, ya que el número de alfabetizados a nivel mundial ha llegado a cerca de cuatro billones. Sin embargo, la alfabetización para todos – niños, jóvenes y adultos – es todavía una meta lejana.
El continuo aplazamiento de esta meta es resultado de una combinación de factores, como el trazado de metas demasiado ambiciosas, los esfuerzos insuficientes o descoordinados, y la subestimación de la magnitud y complejidad de la tarea.
Las lecciones aprendidas en las últimas décadas dejan en claro que lograr la alfabetización universal requiere no solo de mayores y mejores esfuerzos, sino de una voluntad renovada para pensar y hacer las cosas de manera diferente a todos los niveles.
Un poco de historia
En 1965 representantes de 88 países participaron en Teherán del primer Congreso Mundial de Ministros de Educación. Fue allí, y por primera vez, donde se determinó como prioritaria la participación de la humanidad entera en la lucha contra “la plaga” del analfabetismo, que para ese entonces alcanzaba a mil millones de personas.
Con ese antecedente y para llevar a cabo el compromiso universal de reducir a cero la tasa de analfabetismo en el mundo, en 1967 laOrganización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declararon al 8 de septiembre Día Internacional de la Alfabetización.
A pesar de las iniciativas que se están desarrollando en la actualidad y de la proclamación del periodo 2003 – 2012 como el “Decenio de las Naciones Unidas de la Alfabetización: la educación para todos”, los datos todavía muestran que se debe trabajar mucho en este sentido.
Quisqueya aprende contigo
Los egresados del Plan Nacional de Alfabetización “Quisqueya Aprende Contigo” suman ya los 480,263, dado en nuestro boletín 99, el más reciente en la Dirección General de Programas Especiales de la Presidencia (Digepep), donde se coordina el programa.
De acuerdo con el documento, se ha captado el 90% de la población meta, esto es 766,136 iletrados de un total de 851,396.
“El siguiente desafío es lograr que la tasa de analfabetismo sea igual o menor del 5% para este año 2015”, indica el boletín.
El programa, que se desarrolla en todo el país, ha dotado de certificado de egresados a 189,325 personas, que han dejado el analfabetismo.

martes, 12 de enero de 2016

Eugenio María de Hostos

(Eugenio María de Hostos y Bonilla; Mayagüez, Puerto Rico, 1839 - Santo Domingo, 1903) Político, pedagogo y escritor puertorriqueño. Hombre austero y de ideas liberales, cuyo pensamiento recibió influencias del krausismo y del positivismo, Eugenio María de Hostos consagró su vida a un doble ideal: la independencia de su patria y la educación de los pueblos.

Eugenio María de Hostos

Hostos soñó con una confederación antillana libre como base de una América libre y unida, y a ello se dedicó con ahínco desde sus tiempos de estudiante en España; vio en la mejora de la educación popular el fundamento de un futuro de libertad y justicia, y, a lo largo de una vida itinerante que lo llevó a recorrer toda el continente, prodigó por doquier su labor de renovación pedagógica.
Biografía
Tras haber cursado estudios primarios en la capital de su país natal, Eugenio María de Hostos viajó en 1852 a España para completar su formación académica. Estudió en Bilbao y en Madrid, donde se licenció en leyes y tomó contacto con los diversos grupos krausistas que en la segunda mitad del siglo XIX animaban la vida cultural madrileña.
El krausismo determinó, a partir de entonces, los derroteros filosóficos, pedagógicos y políticos por los que habría de discurrir su actividad intelectual; y así, partidario de la independencia de las colonias antillanas, creyó posible una gran federación ultramarina que instaurase la república en aquellos lares. Convertido en adalid del independentismo antillano, Eugenio María de Hostos pronunció en el Ateneo de Madrid varias sonadas conferencias que quedarían plasmadas por Galdós en la novela histórica Prim (1906), perteneciente a la cuarta serie de sus Episodios nacionales. Confió en que la Primera República española (1873-1874) daría la libertad a su país, y abandonó España cuando vio frustradas sus esperanzas.
Empezó entonces para el ilustre puertorriqueño una vida de peregrinación, de propaganda, de lucha por sus ideales. Vuelto a Hispanoamérica, formó parte de la Junta Revolucionaria Cubana creada en Nueva York y dirigió su órgano periodístico,La Revolución. Posteriormente, Eugenio María de Hostos recorrió América del Sur propagando sus ideas liberales, dirigió en Venezuela el Colegio Nacional de Asunción y fundó en Santo Domingo la llamada Escuela Normal, para volcarse de lleno en una incesante actividad pedagógica (1879-1888) que luego extendió por Chile entre los años 1889 y 1899.
Fruto, en parte, de esta abnegada labor, fueron los dos tratados de sociología que publicó en 1883 y 1901. Hostos proponía una educación liberal que llevara a un progreso moral e hiciera posible el desarrollo de las instituciones democráticas en Hispanoamérica. De regreso a su patria, fue nombrado jefe de la comisión encargada de reclamar en Estados Unidos la independencia de Puerto Rico dentro de una confederación de las tres grandes islas antillanas. Pero la dominación española había sido sustituida por la norteamericana, y, rota la ilusión de ver a su país libre, emigró de nuevo a Santo Domingo, donde consagró el resto de sus días a su obra pedagógica y cultural.
Eugenio de Hostos

La preocupación de Eugenio María de Hostos por la ética quedó plasmada en el ensayo Moral social (1888), y su temprana vocación legalista, en Lecciones de Derecho Constitucional (1887). También es autor de tres ensayos: Biografía de Plácido (1872), Cartas públicas acerca de Cuba (1895) y Meditando (1909), obra póstuma que recoge su célebre ensayo sobre Hamlet. En el terreno de la creación literaria, Hostos dio a la imprenta en 1863 la novela simbólica titulada La peregrinación de Bayoán, donde dejó plasmados sus postulados independentistas. En 1939 se publicó su obra completa (20 volúmenes).
Obras de Eugenio María de Hostos
La producción de Hostos, extensísima y variada, comprende muchos más títulos que los anteriormente destacados, y, pese a tal diversidad, se halla presidida en su mayor parte por aquellos mismos ideales de libertad en el terreno político y de humanismo en el educativo que siempre guiaron su trayectoria vital. Ello puede afirmarse incluso de las obras que, dentro de su amplísima bibliografía, podemos calificar de literarias.
Si alguna vez se ha considerado su obra literaria como de interés secundario, ello no se debe a falta de aptitudes ni de calidad: su primer trabajo en prosa, la singular novela titulada La peregrinación de Bayoán, escrita en 1863 en España, tiene un interesante contenido simbólico y poemático que anunciaba a un escritor de gran porvenir literario, dentro de la corriente romántica. El relato representa la unión de las Antillas, personificadas en distintos personajes que llevan nombres indígenas: Bayoán es Puerto Rico; Marién es Cuba; Guarionex es Santo Domingo. La hondura del pensamiento y la exposición de ideas revelan ya en este texto primerizo el acendrado amor de Hostos a América y su preocupación por el porvenir de las Antillas.
Este primer grupo de obras literarias incluye otras dos novelas inéditas: La novela de la vida y La tela de araña. Eugenio de Hostos escribió asimismo algunas composiciones poéticas y un poema neoclásico titulado El nacimiento del Nuevo Mundo. Después redactó algunos cuentos y comedias para sus hijos (Cuentos a mi hijo, 1878), pero no pasó de ahí: sus ilusiones literarias de juventud serían pronto consideradas por el propio autor como ocios impropios del hombre llamado a más altos menesteres patrióticos y humanos.
El grueso de la obra de Hostos lo conforman ensayos de diversa temática: ética, sociología, derecho o literatura. En este ámbito su libro de mayor alcance se titulaMoral social (1888), fruto de las clases que dictó durante su permanencia en Santo Domingo, de 1879 a 1888. Hostos siguió las tendencias filosóficas positivistas del momento en que se formó su pensamiento, pero en ocasiones recuerda la corriente krausista, introducida en España por Julián Sanz del Río. En Moral social, Hostos expone, de todos modos, una concepción propia y original de la ética en las relaciones del hombre con la sociedad.
Otras ensayos de tipo didáctico de Hostos, como el Tratado de Sociología (1901),tuvieron el mismo origen, pues provienen de su labor docente en Santo Domingo; son asimismo dignos de mención títulos como En la exposición y La cuna de América. Por su sólida estructura científica sobresalen sus Lecciones de Derecho Constitucional (1887), obra premiada en la Exposición Nacional de Guatemala en 1897; su Geografía Evolutiva (1895) y el ya citado Tratado de Sociología (1901).
Todo ello da una idea de la importancia del polígrafo puertorriqueño, pero su actividad abarca todavía más aspectos: recogió las impresiones de su largo viaje por Sudamérica en Mi viaje al Sur; es autor de una biografía del cubano Francisco Vicente Aguilera, que publicó en Caracas; de una Biografía de Plácido, publicada en Chile en 1872; de las Cartas públicas acerca de Cuba (1895), de la letra y la música de un Himno a Borinquen y de otros muchos trabajos.
Entre sus estudios de crítica literaria, por último, sobresalen Romeo y Julieta(Barcelona, 1867) y Hamlet (Santiago de Chile, 1872), uno de sus ensayos de mayor interés. La Confederación de Estados Americanos, reunida en Lima en 1938, proclamó póstumamente "Ciudadano de América" a Hostos, apreciado todavía hoy como ilustre polígrafo y como el más brillante de los educadores de Hispanoamérica.